El 27 de julio es un día negro en la familia del Cabo Héctor Velázquez Carrillo, pues un día como hoy, hace quince años, perdieron a su hijo, a su hermano, a su tío, a su amigo, secuestrado por las FARC en Florencia (Caquetá) . “Es un día muy difícil, pero aquí estamos en la plaza principal de Cúcuta pidiendo por nuestro Héctor, pidiendo al Gobierno para que nos colaboren para recuperarlo, pidiendo a las FARC para que nos lo devuelvan”.
Su padre, Pedro Jesús Velázquez nos cuenta su historia, un relato que desde el primer instante está marcada por el conflicto colombiano: “actualmente vivo en Cúcuta ya que fui desplazado de mi pueblo de origen, el corregimiento de las Mercedes, Norte de Santander, por grupos guerrilleros. Llegamos a vivir en la hoy desaparecida población de Gramalote y luego a Cúcuta, donde durante algún tiempo notamos presencia de personas, supuestamente miembros de grupos guerrilleros, que nos obligaban a desplazarnos a Venezuela”.

“Como víctima y padre del Cabo del Ejército Héctor Velázquez, del Batallón de Ingenieros N.12 General Liborio Mejía (Florencia-Caquetá), secuestrado el 27 de julio de 1997 en San Antonio de Atenas (Caquetá), por el frente 3 de la Farc, hoy, luego de 15 años de espera, sólo supone para la familia un día más de lucha por recuperar a mi hijo, con la misma fuerza de siempre, como tantas veces hemos hecho en todas las movilizaciones y parones”, afirma Pedro Jesús desde la plaza Santander de Cúcuta (Norte de Santander) durante el parón que están realizando.
El padre del cabo nos cuenta cómo sus dos hijas se movilizaron hasta Florencia a verificar lo ocurrido: “hablaron con los testigos que les narraron lo que pasó, versiones que no coincidían con lo reportado por su compañero y declarante el señor Cabo Bulla Álvarez, quien fuera la persona que lo trasladó y lo dejó en el lugar donde lo secuestraron. En la vía Aeropuerto-Florencia, cerca al municipio de San Antonio de Atenas, se vio por última vez a mi hijo”.
Según lo relatado, Bulla llegó a las afueras del municipio con Velázquez Carrillo en una moto. Allí, entraron a una tienda donde él pidió una botella de ron, pero los lugareños le dijeron que sabía muy bien que en el lugar no se vendía ese tipo de licor, solo cerveza y gaseosas, además les advirtieron que ese no era un sitio para ellos por lo peligroso y la presencia de la guerrilla.
“Salieron hacia San Antonio de Atenas, pero regresaron al lugar a los 5 minutos. Mi hijo se sentó y pidió una malta, mientras que el señor Bulla pidió dos cervezas se tomó unos cuantos sorbos y salió a mirar la moto. Fue entonces cuando le dijo a mi hijo que la moto estaba fallando que regresaría para repararla”, contó Pedro Jesús, que también aseguró que los testigos escucharon cómo el hijo le suplicó que “no lo dejara solo, que lo esperara que se iba a pie, pero inmediatamente arrancó”.
“Recorridos aproximadamente 50 metros antes que llegara a la vía principal, llego una camioneta azul con hombres de las Farc. Aunque el trató de correr solo pudo esconderse en una habitación, de donde lo sacaron a golpes y le lanzaron al carro para llevárselo”, afirmó, además de reportar que “desde el día en que ocurrieron los hechos hasta la fecha de la presencia de mis hijas en el lugar, según los residentes, no se había presentado ninguna autoridad militar ni judicial.”
A partir de este momento no se supo más del cabo y fue cuando su familia comenzó a vivir un infierno ante su secuestro, pues durante todos estos años hasta la fecha de hoy no hay claridad sobre lo ocurrido con su hijo.
“Lo único que estamos seguros es que, en algunas de nuestras búsquedas las Farc nos dijeron que ha Héctor nadie lo reclamaba, el gobierno lo ignoraba y que además ya lo habían pagado. También nos dijeron las Farc que mientras el Gobierno no lo exija como secuestrado, ellos no tienen obligación de responder. El único responsable es el gobierno”
“El Gobierno no lo quiere declarar y reclamar como secuestrado, vulnerándonos los principios fundamentales como el derecho a la vida, la libertad y el derecho a una familia, además del derecho a impartir justicia. Como víctima y padre solicité copia del expediente respectivo al caso, para ver qué investigaciones se hicieron, quienes fueron llamados a declarar como testigos del delito, que aportes investigativos ha hecho el Ejército y la Fiscalía al respecto durante este tiempo”, señaló.
El padre de Velázquez Carrillo pudo acceder a un expediente de la Fiscalía Primera Especializada de Florencia, en el que se encontró con un texto “muy pobre, sin aporte de pruebas o testimonios de testigos, sin aportes o anexos de trabajo investigativo, sin órdenes de búsqueda” y en el que se señalaba que se trataba de secuestro extorsivo mientras el Ejército lo que declaraba como desaparecido.
Ante la tragedia que aborda a los padres del Cabo, los años los han marcado con el dolor, la depresión, varias enfermedades y la muerte de una de sus hijas (Carlina), mientras que Pedro Jesús sobrevivió a un derrame cerebral.
“Nuestra salud espiritual aún está con mucha vida para recibir a Héctor, al igual que la unión de mis otros hijos y demás familiares es muy grande, acompañado del poder de Dios, y es él quien nos da esa fuerza y ese sexto sentido que nos dice que se encuentra vivo, que tenemos esperanzas de verlo y tenerlo con nosotros”, manifestó.
Esperanza que fue alimentada a 2011 cuando un hombre que aseguró ser miembro de las Farc se acercó a un establecimiento donde se encontraba uno de los hijos de Pedro Jesús y le afirmó que estuvo cuidando por mucho tiempo a Héctor.
“Según esta persona le suplicó a mi hijo que hicieran lo posible por traerlo a libertad porque Héctor era como un hermano para él y que por eso le dolía verlo en esas circunstancias. Que no lo dejaran morir en la selva, como lo ocurrido con el Capitán Guevara”, contó Pedro Jesús, que dio por ciertas el testimonio porque coincidía con informaciones de las que disponía la familia. Además también se enteró que el Frente 3 de la Farc ya no existía, al igual que el Frente 14.
“Al parecer el Frente 3 lo mantuvo por algún largo tiempo, además también, dijeron que muchos secuestrados estuvieron en manos de estos. A algunos los masacraron y otros los repartieron para otros frentes, nos confirmaron que al momento de la retención de Héctor se encontraba de civil e indocumentado, lo que nos ha complicado su búsqueda”.
La dificultad de saber sobre el Cabo hizo que el Ejército le exigiera a la familia pruebas físicas de supervivencia para reconocerlo y pedirlo como secuestrado, por lo que “nos han puesto contra la espada y la pared, al no querer reclamarlo y declararlo como secuestrado”.
Cuando se produjo la liberación del grupo en el cual fue recuperó la libertad el soldado Domínguez, antes de morir, lograron mantener contacto con él a través del programa radial de Caracol “Las voces del secuestro”, a quien se le enviaron fotos de Héctor y aseguró que “en algún momento durante su secuestro vio amarrado, aproximadamente a 50 metros, a Velásquez. Coincidía con las características físicas de mi hijo, solo la duda de Domínguez era que el imaginaba que era un policía”.
Nuevamente, un halo de ilusión se acrecentó cuando ocurrieron las últimas liberaciones pues esperaban que en el grupo de diez soldados estuviera él, sin embargo, ese día tampoco regreso entre los liberados. “Los medios llegaron a informar que no eran 10 sino tal vez o 11 o 13, pero ¿qué paso?, solo Dios sabe”.
La familia Velázquez Carrillo comentó que ya no saben a quién acudir pero que “la corte penal internacional debería influir directamente en nuestros casos”
“No son una ni dos familias las que vivimos el dolor, son muchas cientos y miles de familias, casos visibles por todos los medios de comunicación, pero es como si nada pasara, en nuestro país solo hay injusticia e impunidad, y la Corte Penal Internacional puede juzgar estos crímenes y sacarlos. Porque los victimarios de aquellos lugares se les dan refugio y son tratados como reyes”, sostuvo.